Insights
Apr 17, 2025

¿Obsolescencia de la banca tradicional? O más bien, transformación estructural en marcha.

En 2025, el ecosistema financiero digital está marcado por una transformación profunda, no por la extinción u obsolescencia de la banca. La innovación tecnológica —impulsada por FinTechs, DeFi, inteligencia artificial, APIs, entre otras— ha redefinido la evolución de productos financieros como la captación digital, el crédito automatizado y los pagos electrónicos. Sin embargo, esta transformación debe entenderse en un marco de continuidad institucional, no como un reemplazo absoluto de la banca tradicional.

Consideraciones clave:

- Cumplimiento normativo e Innovación (Crédito, Captación y Pagos Digitales)


La banca está sujeta a estándares regulatorios que no pueden ser reemplazados por velocidad operativa. Normativas como Basilea III, reglas de capitalización, AML, KYC y obligaciones fiduciarias garantizan la estabilidad sistémica y la protección al usuario. La eficiencia no puede sustituir la integridad regulatoria.

La posibilidad de ofrecer productos de captación digital —como cuentas de monto limitado, nómina o ahorro con rendimientos— ha crecido significativamente. No obstante, solo entidades autorizadas pueden captar recursos del público en forma habitual y con obligaciones de reserva, liquidez y protección al ahorro. Esta actividad está sujeta a estricta supervisión por parte de autoridades como Banxico o la CNBV en México. El cumplimiento de estas obligaciones impide una adopción irrestricta por parte de entidades no reguladas.

La automatización del análisis de riesgo mediante inteligencia artificial ha reducido los tiempos de originación, especialmente en microcréditos y productos al consumo. Sin embargo, en productos estructurados, créditos sindicados o financiamientos garantizados, persisten exigencias regulatorias y jurídicas que exigen validaciones, verificaciones y procesos contractuales complejos. Además, toda actividad de otorgamiento de crédito profesional está sujeta a registro y obligaciones en materia de transparencia y prevención de lavado de dinero.

Las plataformas de pagos, wallets, adquirentes y agregadores han optimizado las transacciones en tiempo real mediante APIs, SPEI y tecnología blockchain. Sin embargo, estas operaciones están sujetas a reglas operativas específicas, disposiciones prudenciales, y requerimientos de ciberseguridad y privacidad. Las entidades que prestan servicios de pago sin ser instituciones financieras reguladas presentan mayores riesgos operativos, de negocio y tecnológicos, por lo que, finalmente, requieren licencias o registros regulados (IFPE, transmisores de dinero, etc.) y deben cumplir con reglas técnicas del Banco de México, CNBV y demás autoridades.

- Limitaciones de DeFi


Las plataformas DeFi aún enfrentan restricciones de escalabilidad, ausencia de protección al consumidor y al ahorro, ciberseguridad, garantías operativas y riesgos jurídicos asociados a la descentralización real. Sin un marco legal claro, su uso masivo como alternativa a los servicios bancarios regulados sigue siendo limitado.

- Convergencia y adquisición como estrategia dominante

La narrativa no apunta a la obsolescencia de la banca tradicional, sino a su redefinición estratégica dentro de un ecosistema financiero más dinámico y distribuido. Lejos de ser reemplazadas, las instituciones bancarias han optado por integrar soluciones FinTech a través de adquisiciones, alianzas, inversión directa o desarrollo tecnológico propio, manteniéndose como el núcleo regulado del sistema.

Paralelamente, en contextos de alta volatilidad económica y tensiones comerciales internacionales, empresas tecnológicas, plataformas de e-commerce, compañías de telecomunicaciones y grandes corporativos no financieros están ampliando su presencia en la industria FinTech, ya sea mediante la obtención de licencias, la creación de entidades financieras propias o la compra de infraestructura ya regulada.

Sin embargo, estas nuevas entidades no operan al margen del sistema tradicional. Por el contrario, dependen funcionalmente de los bancos para aspectos clave como: protección al ahorro, crédito corporativo y estructurado, operaciones fiduciarias y bursátiles, la compensación y liquidación de fondos; el acceso a cuentas concentradoras y redes interbancarias (como SPEI, SWIFT o ACH); la custodia de recursos; la infraestructura de cumplimiento (KYC, AML, prevención de fraudes), entre muchas otras.

Esta dependencia subraya una realidad fundamental: la banca no ha sido desplazada, sino reconfigurada como infraestructura crítica sobre la cual se construye la nueva capa de innovación financiera. La sostenibilidad del modelo FinTech —por ágil que sea— requiere inevitablemente una integración profunda con los pilares jurídicos, técnicos y regulatorios que solo la banca tradicional ofrece.

- Conclusión:


La disrupción tecnológica en el crédito no implica desaparición, sino transformación. El desafío está en estructurar soluciones ágiles que cumplan con los principios jurídicos fundamentales de certeza, legalidad y supervisión. La sostenibilidad del modelo depende tanto de su rapidez como de su solidez regulatoria.

  

Para cualquier cuestión relacionada con este tema, puede contactar con José María Morales Oliveros

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